Con motivo del Día de las Escritoras, el 16O, le hemos pedido a tres de nuestras autoras que nos cuenten sus experiencias como mujeres en la escritura, en sus profesiones y en el día a día
La mujer y el deporte
Por Susana Gómez Castiñeira, autora de ‘565 kilómetros’
A lo largo de mi vida deportiva me han entrevistado algunas decenas de veces y me han hecho la misma cantidad de veces preguntas referentes a la igualdad en un deporte donde la mayoría son hombres. ¿Te has sentido discriminada sexualmente en tu vida deportiva? ¿Si fueses hombre recibirías más ayudas? Y más preguntas por el estilo.
Normalmente opto por la respuesta más general, sin ahondar en los pormenores (porque tengo muy claro que quien me ha hecho la pregunta recortará mi respuesta, dejará de prestarme atención a los treinta segundos de escuchar y, quizás, no se atreva a profundizar desviándose con ello del tema principal de la entrevista).
Tengo muy claro que las mujeres en el deporte tenemos mayores dificultades para todo si nos comparamos con los hombres, y hablo en general. En un país donde aumentan las muertes por violencia de género cada año, donde nuestras jóvenes carecen de referentes adultos, donde se han perdido los valores y la seriedad política… Las acciones y la educación por la igualdad de oportunidades da risa ( mejor dicho, dan ganas de llorar).
Por cultura, por educación, por políticas de no conciliación, la mujer en el deporte, en España, lo tiene crudo. Eso sí, si me preguntan si me he sentido discriminada por mis compañeros de retos deportivos, la respuesta es tajante: NO. Y por ahí comienza mi reto como persona. Intentar que mi hija y mi entorno cercano vean y vivan que, con nuestras diferencias, debemos respetarnos como iguales en derechos y deberes. Creo que la clave de tantas soluciones comienza aquí, en casa.
La necesidad de un nuevo relato
Lula Gómez, autora de ‘Mujeres al frente’
Durante mucho tiempo dudé en escribir un libro sobre la mujer. El tema es irritante, sobre todo para las mujeres; pero no es nuevo”, decía Simone de Beauvoir en el arranque de El segundo sexo, en 1949. Lo recupero hoy en el día de las escritoras: porque, ¡qué aburrimiento tener que seguir contando con una jornada por lo que es obvio!: escribimos.
Por eso dudé si escribir este post sobre mujeres escritoras. Pero nos toca tomar las armas, mejor, los pinceles y los lápices para –por un tema de justicia- que se vea el mundo con la diversidad que tiene. ¿Cuántos años más de un arte solo contado por unos, casi siempre blancos, occidentales y con poder? Es hora de construir otro relato. Y para muestra un ejemplo traído de una conversación en twitter hace unos días. Me quejaba antes las redes de los siete tertulianos, que por tercer día consecutivo ocupaban la pantalla y que, curiosamente, cumplían con el patrón enunciado unas líneas más arriba. Tras mi grito a la red, surgió la magia, un microcuento que habla de esas historias contadas por hombres o por mujeres escrito en menos de 144 caracteres.
Esta vez yo no le pongo pegas a eso: este show patriotero-mediático ha de ser cosa de patriarcas. https://t.co/30gaUyEQ6T
— Genericidios (@Genericidios) October 11, 2017
Pero la solución pasa por otro modelo menos patriarcal, donde estemos además todas y todos. https://t.co/3FuUzKdsRI
— lulagomez (@lulagomez) October 11, 2017
Yo estoy disfrutando vivamente de que el nacionalismo se exponga como una cuestión masculina: mismo universo caduco. Mujeres=municipalismo.
— Genericidios (@Genericidios) October 11, 2017
Magnífico.
Para colmo, el conductor del programa, Ferreras, despedía a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tras entrevistarla, con un: “Bueno, sé que le espera su hijo en casa”. “A ti también”, respondió ella rauda. ¿Qué no hace falta otro relato que entienda que otras formas de resolver, de hablar, exponer y de recordar algo tan básico como que –ellos también tienen hijos?
Escribamos. Entre otras cosas “porque lo personal es político”, como decía Kate Millet hace ya décadas. Escribamos, porque no se puede aislar la política, el poder y la participación de las mujeres dentro de la sociedad. Escribamos porque la literatura es también política y una forma de respirar.
Saltar por la ventana
Ángela Paloma, autora de ‘A Praga desde la Mitad del Mundo’
Aspirar. Inspirar. Suspirar…
Para algunas personas es el aire que respiramos, la piel que habitamos, los ojos que ven para no caer. Para que tú no caigas. Cada palabra nueva es una bocanada de aliento que penetra el alma, vital, y tan necesaria para seguir caminando.
Respirar…
Dejar de escribir a veces resulta un suicidio consentido. Un «no» del otro puede significar la muerte del que crea para vivir. Qué difícil hacer entender que son letras lo que corren por las venas.
Vivir…
Porque vivimos, somos. Porque vivimos, contamos. Porque vivimos, escribimos. Porque escribir es coser con puntadas nuestra historia. Porque no quiero que el negocio me robe la oportunidad de ser, de contar, de escribir. De vivir. De que tú vivas, que sepas, que sientas, que mates lo que no debe ser.
No…
Llevo escuchando «no» toda mi carrera profesional. Es prácticamente imposible comer de la pasión. Me crie bajo el halo del pesimismo. Estudié bajo la bruma de lo imposible. Me he hecho adulta y vivo en una crisis económica continua que todo lo nubla. Si he podido escribir y publicar es gracias a que las puertas me las cerraron. Me las siguen cerrando. No me rendiré. Eso ha hecho que piense más, también más rápido. Opto por poner un pie atrás, coger impulso y saltar por la ventana.
Seguir…
Escribo porque nació así mi persona y mi conciencia. Por responsabilidad. Escribo para que tú sepas lo que no sabes y debes saber para que todo sea. Escribo para ser y no morir. Escribo porque la pasión me inunda cuando escribo. Escribo porque necesito sentirla. Escribo para que tú la sientas. Escribo para que la ignorancia no sea. Escribo para sacudir conciencias. Escribo para que la sacudida de la realidad cambie al mundo. Escribo por responsabilidad.
Sigo cogiendo impulso para saltar por la ventana.