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Xabier Sanmartín: «El baloncesto es de los deportes más amables»

Xabier es un periodista vocacional nacido y crecido en Bilbao, hoy afincado en Santiago de Compostela. Ha trabajado en Euskadi, León y Galicia, especializándose en informaciones y reportajes sobre cultura, deportes y tecnología. En la actualidad colabora con la revista Piratas del Basket, en el programa de radio El Sexto Hombre y coordina la revista audiovisual Galicia Basket.

Un día le llegó el reto de escribir sobre grandes historias del baloncesto de los 80 y 90 para ser publicadas a través de pequeños reportajes semanales en El Correo Gallego. El éxito de estas publicaciones motivaron la creación de Aquellos maravillosos aros, una recopilación de 63 reportajes que recogen una visión nostálgica, experta, inédita de este fantástico deporte.

Xabier está en plena campaña de crowdfunding para publicar este magnífico trabajo periodístico: ya ha superado el 75% de su objetivo, siendo más de 126 mecenas los que respaldan Aquellos maravillosos aros. Hablamos con el autor para saber qué sensaciones está teniendo durante la campaña, cómo está viviendo esta recta final.

Xabier, hace ya tres semanas que comenzó la campaña de tu libro ¿Qué ha significado para ti esta primera experiencia en el crowdfunding?

Bueno [Ríe]… poner en marcha esta campaña requirió mucho trabajo previo, y la campaña en sí también lleva mucha dedicación. Es cansado pero muy ilusionante.

¿Qué es lo que más te ha motivado a sacar este proyecto adelante?

Sobre todo, el hecho de que algunos quieran que todo sea fútbol, fútbol y más fútbol… Nos olvidamos de que el 10% de los deportistas federados en España practican baloncesto. Y creo que somos muchas las personas que queremos reivindicar el buen baloncesto de los 80 y 90 porque, al fin y al cabo, los ídolos de la selección que ganaron el oro en el mundial como Rudy Fernández, por ejemplo, que tiene 34 años, tuvo ídolos como Villacampa y Montero y otros jugadores que pasaron por el Juventut como Jiménez… Y ellos son los protagonistas de este libro.

Lo más ilusionante de este libro es que hay invitados de todo tipo: exjugadores famosos como Juan de la Cruz, Manel Sánchez o Tito Díaz… Hay muchos entrenadores de base como Marcos Vázquez o Rafa Ruiz; es decir, entre esas 63 opiniones invitadas hay muchas personas que defienden el baloncesto también en colegios y clubes modestos y que ya forman parte de este proyecto, muchos de ellos ya son mecenas.

¿Esperabas este ritmo tan frenético de la campaña?

Bueno, trabajo en equipo con vosotros, una editorial moderna y con un método muy democrático: «Hemos concretado este proyecto, decide tú, como posible mecenas, si quieres colaborar, hay muchas opciones». Es un libro diseñado con fotos tratadas, las entrevistas están también pulidas, los reportajes tienen un estilo periodístico, no es un modo de amontonar datos y estadísticas… Es mucho baloncesto con corazón, no es nada frío. Y es un modo de demostrar que pueden convivir ídolos locales como Creus, en Manresa; Tonecho Lorenzo, en Santiago, o Berni Rodríguez, en Málaga, en el Unicaja, con ídolos mundiales como Jordan, Magic, Bird… Que en un libro quepan todos con un mismo espacio me parece un reto tremendo y eso la gente lo está valorando.

Y eso anima a seguir adelante. Al final descubres que es un proyecto de equipo, tanto como los que estáis en la editorial echando un cable al autor como quienes aman el basket, cada uno en la medida de sus posibilidades. Hay mucha gente que pelea por una mayor visibilidad del baloncesto en algunos medios y existen proyectos como éste u otros pequeños campus, pequeños torneos, información de baloncesto de base… y a toda esa familia se dirige este libro.

Publicar un libro conlleva una gran responsabilidad, al fin y al cabo pones a disposición una idea, un conocimiento, una causa que compartes con los lectores, pero ¿hay algo que en este trance el libro te haya enseñado a ti también? ¿Qué has aprendido tú de él?

Pues sí que aprendes algunas cosas. A muchos les ha llamado la atención la posibilidad de que nos encontremos ante el primer libro de baloncesto que sale vía crowdfunding, les parece un libro novedoso en ese sentido. También he aprendido que la gente valora mucho el hecho de que el libro hable tanto de estrellas de la NBA —como Jordan—, como de ídolos locales: Pinone, para los aficionados del Estudiantes; Ramón Rivas, para los aficionados del Basconia de Vitoria… Normalmente hay libros del Basconia, libros de Jordan, pero hay menos libros corales y en realidad; el baloncesto es un deporte muy colectivo, muy de equipo. Y todo eso lo he aprendido un poco también en este proceso, como, también, el modo de trabajar de una editorial como Libros.com, que me ha gustado su modo de trabajo en equipo.

Otra cosa que he aprendido es el desconocimiento generalizado que hay sobre las estrellas de los 80 y 90 que fueron mujeres. A mi hermana le llamó eso la atención, por ejemplo. Y en este libro hay capítulos sobre esas representantes femeninas que, injustamente, suelen quedar fuera de los libros.

Aquellos maravillosos aros cuenta con 63 reportajes, ¿hay alguno en especial que te despierte una ternura especial? ¿Alguna anécdota que recuerdes con más cariño?

Pues muchas. Por ejemplo, cuando haces un reportaje sobre Manel Sánchez, que es un mito en Lugo, y contar con Tito Díaz, un compañero suyo opinando como cómplice en el reportaje sin que Manel lo sepa, y luego hacer un reportaje a Tito Díaz y contar con el apoyo cómplice de Manel Sánchez sin que lo sepa.

O hacer un reportaje de Alberto Abalde, un jugador muy importante en Galicia, en Ferrol y Santiago, y contar con su hijo que se llama igual, joven promesa del Basket español y con su hija, Tamara Abalde, que también es jugadora de élite de la selección española de baloncesto.

Y curiosidades… muchas… Hacer un reportaje de Sibilio y que quiera colaborar Juan de la Cruz que fue como su hermano; que él nos diera esa confianza de colaborar fue muy importante. O también Ramón Rivas, que protagoniza un reportaje y me envió un mensaje invitándome a su casa en Florida, que bueno, no es un viaje que hagas en dos días [risas]. Pero es un detalle que agradeces.

Hay personas que valoran que su opinión pueda acabar en un libro impreso, porque ya sabemos que cualquiera hace un tuit o un blog, pero un libro es un objeto cultural que yo creo que tiene cierto punto sagrado y reverencial. El libro queda para siempre, no ha sido superado por las tecnologías. Decían que iban a ser solo digitales y mira, siguen siendo impresos y se valoran, son admirados y amados.

¿Cómo te ves ahora que estás en la recta final?

La conclusión final a la que llego es que ojalá consigamos llegar al objetivo, por el trabajo que hemos hecho todos y por la ilusión de toda la gente que colabora. Pero lo que me queda en la cabeza es que llevo 25 años escribiendo y ayudando a proyectos de baloncesto, a veces como entrenador, como árbitro, o como jugador y nunca he pedido apoyo para un proyecto personal. Y, bueno, ahora lo reclamamos como equipo, junto a la editorial, y este libro saldrá si todo el mundo quiere echar una mano. Como experiencia ha sido muy grata, pero van quedando menos días y creo que todo el mundo vamos a trabajar casi el doble para no defraudar a quien está depositando tanta ilusión en el proyecto.

¿Qué le dirías a la gente que es seguidora del mundo deportivo o amante del baloncesto para que se haga mecenas?

Que el baloncesto es de los deportes más amables. Es el deporte más familiar. Lo demuestran las estadísticas: acuden más familias completas o parciales a los pabellones. Y no me refiero solo a la liga ACB, sino los fines de semana cuando van a ver a los chicos y chicas jugar.

Es un deporte donde más presencia de la mujer hay jugando, viendo, o participando desde diversos ámbitos, lo que significa que igual somos un poco más abiertos que otros deportes.

El baloncesto me recuerda más al deporte por ocio y diversión, no como otros deportes que son más agresivos, más competitivos. Hay un balón que va volando, no va por el suelo, no se le da patadas, va entre las manos y los seres humanos, al fin y al cabo, nos abrazamos con los brazos y con las manos… Y lo que me gusta del baloncesto es que está muy presente en la música, en el cine, a los dibujos animados… está culturalmente más difundido. Quizá le falte un poco más el ámbito literario, pero pronto le pondremos remedio a eso.

Un jugador

¡Eso es complicadísimo!

[risas]

Uno se acuerda de los jugadores que ha visto más de cerca, y por eso algunos ídolos pueden no ser demasiado famosos… Por hablar de la liga ACB, me quedo con Iturriaga, que curiosamente no está en el libro aunque merece un capítulo pero, bueno, es de Bilbao como yo, consiguió una medalla de plata en Los Ángeles, fue parte de aquella generación que nos hizo soñar en los 80 para que luego hubiera éxitos en los 90. Es un gran comunicador, he tenido la oportunidad de conocerlo, me parece una gran persona y sigue apoyando el baloncesto.

Y de la NBA me gustaba mucho Julius Erving, el Dr. J., que curiosamente tampoco está en el libro, o sea, tanto Iturriaga como él están citados en el libro, pero no tienen un capítulo propio.

Y si tuviera que hablar de alguien de Galicia, Tonecho Lorenzo del Obradoiro, representante de aquellos jugadores que fueron ídolos en una ciudad en los 70 y 80 pero que llegaron al baloncesto antes de profesionalizarse del todo. Es un emblema en Galicia, persona muy afable que le llaman desde Pekín para pedirle el teléfono de una cancha de baloncesto en Albacete y si él lo tiene, aunque esté en Santiago, da ese teléfono y si no lo tiene, lo consigue. Es a lo que me refiero, el fútbol me gusta pero lo veo más brusco, más violento, pero el baloncesto lo veo más sonrisa, más amable.

¿Y un momento vivido?

Cuando el Obradoiro, después de un litigio de 19 años, logró que la justicia deportiva le diera la razón. Así que el Obradoiro volvió a la liga ACB en 2009 ante el Barcelona de Ricky Rubio en un partido televisado, ante 7.000 personas. Y entre los pocos periodistas que narramos aquel partido íntegramente estaba la emisora donde trabajaba, Radio Obradoiro. Pude narrar aquel partido y claro, verme allí formando parte, comunicándolo y compartiéndolo, pues fue genial, sudé tanto como los jugadores y me hizo mucha ilusión. Nos felicitaron por aquel trabajo. Me hizo sentir mucho orgullo, montamos un programa diario de una hora dedicado al baloncesto por aquel entonces y todo coincidió en aquella semana… Pues esos momentos, el arranque de aquello, en aquel partido Obradoiro-Barcelona después de aquella «longa noite de pedra», el resurgir del Obradoiro fue una pasada.

Suerte en estos últimos días de campaña, Xabier.

Gracias, lo conseguiremos. Ya somos un gran equipo.

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