La soledad es un tema que en los últimos años parece estar cada vez más a la orden del día. La tendencia actual en nuestra sociedad nos empuja a ese individualismo, pero ni a todos nos llega de la misma forma ni a todos nos afecta por igual. Kike Gómez aborda la soledad en un nuevo proyecto que hará realidad con una campaña de financiación. Hablamos con él para saber cómo afronta esta nueva aventura y para que nos cuente un poco más sobre el libro que pronto podremos disfrutar – ya sea en compañía o soledad-.
1 – ¿Cómo está yendo esta nueva campaña para publicar tu tercer libro con Libros.com? ¿Qué recuerdos atesoras de tus anteriores campañas y de la experiencia con tus dos libros ya publicados?
Entre los dos primeros libros pasaron unos siete años. Así que con las dos pude experimentar la misma ilusión de «primera vez», aunque las diferencias entre una campaña y otra fueron muy grandes, principalmente por todos los cambios y la evolución de la editorial. Todo se ha profesionalizado mucho más, para mejor. Otra diferencia era el estilo de libro. De una novela, paso a un trabajo periodístico en profundidad.
Por otro lado, entre el segundo y este último libro no ha pasado tanto tiempo y eso tiene su parte buena y su parte mala. Por un lado, todo se me hace más familiar: los pasos que hay que dar, los nervios y la tensión por ver cómo va avanzando la campaña… pero como procuro ser una persona prudente, no quiero cansar a «mis lectores habituales» con mis proyectos. No es lo mismo que tengan acceso al libro en la estantería de una librería o en el catálogo online de la editorial para hacerse con él cuando quieran, que abrumarles con un plazo concreto para comprarlo.
2- En este nuevo libro nos habla de soledad. ¿Cuánto tiempo llevas tratando este tema? ¿Cuándo y por qué decidiste abordarlo?
La idea de escribir este libro surge a comienzos de 2019, justo después de leer El Hambre, de Martín Caparrós. Me gustó tanto ese libro que me dije: yo quiero escribir algo así.
A partir de ahí, empecé a preguntarme cómo podía explicar la sociedad en la que vivo a partir de un tema del que se hable habitualmente, pero en el que no hayamos profundizado de verdad. Pensé en la soledad. Escuchaba a mi abuela quejarse de lo malo que es estar sola; nos veía a todos en el metro con caras de tristeza; Nos veía en las redes sociales… Pero luego sentía que no podría estar mucho acompañado; que necesitaba estar solo la mayor parte del día… ¿Qué pasaba ahí? ¿Qué hay detrás de todo eso? Después vino la pandemia y puso el tema sobre la mesa y aparecieron decenas de libros sobre la soledad. Aun así, creo que mi forma de entenderla y abordarla, es original y nada tiene que ver con la pandemia. De hecho, procuro obviarla a pesar de que algunas entrevistas las hice en pleno 2020.
3- Entre tus entrevistados, ¿hay más casos de soledad como problema o como algo deseado?
La idea era explorar la soledad en todos los aspectos de la sociedad de una manera que pudiera comprender por qué la buscamos y por qué queremos alejarnos de ella. Al final, sin quererlo, los testimonios se equilibran. La soledad depende muchas veces de una cuestión de tiempo, una cuestión de acceso a ella o de capacidad de alejamiento… Por eso, para mí la cuestión principal era cómo y por qué. Responder a esas dos preguntas principalmente. Porque todas las demás giran en torno a esas.
4 – ¿Qué factores socioculturales crees que están acelerando esta tendencia hacia el individualismo?
Kristen Radtke dice en su Comic Sobre la Soledad que cree que todos somos de alguna manera personas solitarias; que eso no ha cambiado mucho a lo largo de la historia. Pero creo que hay que diferenciar entre ser una persona solitaria o una individualista.
Es posible que como individuos no hayamos cambiado, pero sí como sociedad. Ahora necesitamos mucho tiempo para satisfacer nuestras inquietudes, ya sean de ocio o laborales y tener tiempo para los demás se hace complicado. Las redes sociales, que nos polarizan, nos alejan y nos empacan en círculos cada vez más pequeños y cerrados. Además, cuando las cosas se complican, cuando el mundo parece que se vuelve tan hostil como el nuestro, es muy difícil mantener una visión de grupo global y nos encerramos más en nosotros mismos.
5- ¿Cuál es tu opinión personal sobre esta tendencia hacia el «Do it yourself»?
Está enlazado con lo anterior. Cuando ya no necesitamos la ayuda de los vecinos de abajo para que nos arreglen la persiana o nos dejen un poco de sal, de alguna forma nos alejamos de ellos. Ya no necesitamos un guía para ir a la montaña porque tenemos un GPS de última generación; no necesitamos de muchos profesionales para hacer cualquier cosa que ahora podemos hacer con una aplicación de móvil… Parece que los videos más vistos en YouTube son los tutoriales de cualquier tipo. Y no es necesariamente malo, aunque nos crea una sensación de autonomía, de omnipotencia, que es de alguna manera falsa. Juan Luis Arsuaga dice que la verdadera virtud del ser humano no es la inteligencia sino que es el grupo. Con el «Do it Yourself» nos olvidamos de eso.
6- En este libro abordas los distintos tipos de soledad identificados por la psicología ¿Alguna vez has llegado a experimentar alguno de estos tipos de soledad a lo largo de tu vida? (Sí, queremos cazar al cazador).
Bueno, la psicología no tiene una lista específica con los diferentes tipos de soledades, pero sí que existen aproximaciones. Algunos dicen que son 3, otros 7, 13… Bueno, yo escogí 7 porque lo veía adecuado y coherente para el libro. Equilibraba los dos puntos de vista que buscaba explorar: la oportunidad y el problema.
Y por supuesto que sí. Mi trabajo es muy solitario y me encanta que sea así. Aunque en muchas ocasiones echo en falta el apoyo de un equipo con el que compartir momentos de duda, etc. He viajado mucho solo y siempre cuento que hay una parte en ello, muy importante, que no me gusta, y es que de los viajes que hago solo, hablo muy poco. Nunca me reencuentro con el amigo o la amiga con la que me fui a no sé dónde con la que recordar anécdotas, etc. Los recuerdos solo los tengo yo y nadie más. Y de alguna forma, los recuerdos se reducen a un puñado, mientras que si viajas con más gente, se producen recuerdos neuronales compartidos. Cuando alguien evoca una anécdota, inmediatamente te aparecen conexiones con otros recuerdos que tenías olvidados.
Después, en mi vida más íntima, claro que he experimentado la soledad en formas mucho más oscuras y dolorosas.
7 – ¿Somos una sociedad preparada para hacer frente a los numerosos casos de soledad no deseada?
No por ahora. No solo hay que pensar en los ancianos… Pero sí creo que hay potencial humano para ello. Creo que solo hace falta concienciarnos de que la soledad es un problema de salud, que no una enfermedad, que nos afecta o nos afectará a todos de una u otra forma, pero que tiene solución. Y esta pasa por volver a sentir el calor del grupo, por aceptar su necesidad, aunque a veces nos alejemos de él para tomar aire.
8- ¿Tienes una visión optimista o pesimista ante la soledad de los tiempos futuros? ¿Terminará imponiéndose? ¿Sabremos convivir con ella?
Hay que ser siempre optimista, porque eso nos ilusiona por tratar de mejorar las cosas. Si no nos permitimos ver un puntito de luz al fondo del camino no vamos a tener ánimo ni intención de movernos por el cambio.
Deseamos mucha suerte a Kike Gómez en la recta final de su campaña. Puedes hacerte mecenas de Refugio y desasosiego. Una crónica sobre cómo y por qué vivimos en soledad entrando en su página de campaña.