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El libro Las Marías de Santiago representa un lento y minucioso paseo por la memoria. Un paseo por el relato de Áurea Sánchez, que desempolva capítulos de la historia de una España gris y franquista de la mano de María y Coralia, dos mujeres que sufrieron la represión y las vejaciones de una parte de la sociedad a mediados del siglo pasado. Su único pecado: ser hermanas de Manuel, Antonio y Alfonso, líderes anarquistas pertenecientes a la CNT y no encajar en los estrictos patrones que la época encomendaba a las mujeres.
Quien pasee por la ciudad de Santiago, línea de meta de la peregrinación del camino que lleva su nombre, podrá encontrarse a María y Coralia en el parque de la Alameda. Las hermanas Fandiño Ricart posan hoy junto a curiosos y visitantes en una famosa escultura muchas veces inmortalizada.
Alegres y desenvueltas, parecen continuar el asiduo paseo que las hiciera famosas. Años cincuenta, dos en punto de la tarde y allí salen Las Marías. Calle arriba, calle abajo por la Zona Vella. Ataviadas con trajes de llamativos colores desafían el status quo de una sociedad mecida en el franquismo. Tildadas de locas y solteronas, decían de ellas que profesaban el gusto por el piropo, habitualmente dirigido a los jóvenes universitarios que abarrotaban la ciudad.
Aquella sociedad que criticaba su desenfadada forma de vida sería testigo mudo de las agresiones y vejaciones sufridas por Las Marías, golpeadas físicamente por los agentes de policía que acudían a su casa en busca de sus hermanos.
El régimen autoritario que sufrió España durante cuarenta largos años dejó en su camino historias de vida como las suyas, que aún hoy permanecerían en el olvido sin proyectos como el de Áurea que aboguen por recuperar nuestra memoria. La estatua que corona el parque de la Alameda nos recuerda que existieron. No fueron sólo un rumor, un mito o una leyenda entre los habitantes de Santiago. El libro sobre Las Marías nos recuerda su historia para que nunca caiga en el olvido.
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