¿Sigues yendo por la vida de roquero perdonavidas o indie mordaz y sabelotodo a los 40? ¿Te quedas parado en las bodas porque «la música es mala» demostrando tu integridad? ¿Eres capaz de bailar La Macarena y disfrutar del simple hecho de hacerlo? ¿Has pensado tener hijos poniendo en la balanza los festivales que te vas a perder por ello ¿No soportas a los adolescentes que llevan camisetas de los Ramones y que, supuestamente, no saben lo que significa? ¿Piensas que Little Richard es cultura pero J Balvin no?
Quizá es el momento de plantearte algunas cosas. La música no es lo más importante. Contradicciones de un melómano con su pasión ha meneado desde su salida el debate entre muchos melómanos. Unos se ven reflejados en sus páginas, echando una sonrisa de complicidad. Otros no aceptan sus ideas e incluso se ven atacados en sus principios. Gestado durante el confinamiento, viendo cómo la gente con supuesto criterio se dedica a ridiculizar a quienes colgaban el Resistiré del Dúo Dinámico en las redes sociales, Javier Becerra repasa en esta obra cómo es esa relación con la música. La que en la adolescencia ofrece una identidad a modo de salvavidas, pero con el tiempo pudo derivar en posturas intransigentes, asociales y penosas. Un placer que impide a la persona madurar y salir de esa confortable burbuja de erudición en la que se siente fuerte, pero en realidad está atenazada por los prejuicios.
Esta sí, esta no
Este libro hace un viaje desde el simple gusto por escuchar Resistiré hasta el núcleo mismo de lo que entendemos por criterio. ¿En qué momento convertimos el gusto en un muro que levantar entre nosotros y la persona con la que estamos tratando? ¿Por qué hablamos de placer culpable cuando decimos que nos gusta algo que no encaja en aquello que entendemos por cultura elevada?
La música no es lo más importante recorre estos estereotipos, en muchas ocasiones con tintes clasistas y xenófobos, para derribar la idea de cultura buena y cultura mala. Necesitamos acabar con este «postureo de saberlo todo», como lo llama el propio autor, para despojarnos de complejos y admitir que podemos disfrutar de forma plena de los Beatles, el Resistiré y una buena cumbia para rematar cualquier celebración.
Este proyecto nace de la honestidad más visceral y la renuncia a los gustos impuestos para ser un buen amante del cuarto arte. Las opiniones prestadas, el uso del conocimiento como una herramienta de exclusión del otro y la traslación de los aspectos más tóxicos de la masculinidad son un cóctel perfecto para convertir a un melómano en alguien incapaz de ser feliz escuchando música.
No es sólo rock & roll
«Si un amigo me dice que a su hijo de cinco años le gusta Joy Division seguramente le diría que necesita llevarlo al psicólogo», ironiza Becerra. En su libro habla a ese tipo de melómano que se lleva las manos a la cabeza cuando alguien escucha música mal; ese rockero perdonavidas, como le gusta decir, que hace del prestigio negativo su virtud, una identidad alrededor del odio hacia la música mala.
Llegó el momento de terminar con las batallas de gallos de melómanos. En La música no es lo más importante, Javier Becerra —periodista especializado en música que, algo sabe de esta industria— se enfrenta a ello con una crónica personal, entre el ensayo y la autobiografía, que tiene en su centro la relación que establecen los melómanos con las canciones. Y cómo esta puede derivar en extremos patológicos, cuando no ridículos e infantiles de los que urge salir cuanto antes.
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No te pierdas lo que han escrito sobre «La música no es lo más importante» en otros medios:
«Una reflexión sobre cómo el conocimiento actúa a veces como un impedimento para disfrutar de la música —y cuando no, de la vida—». [Lorena G. Maldonado, El Español]
«Un libro sobre las fronteras que aceptamos o nosotros mismos construimos y, lo más importante, de cómo deconstruirnos y liberarnos de ellas». [Xoel López]
«Dentro de un gremio con tendencia a la egolatría y al piloto automático, siempre se puede contar con Javier Becerra para encontrar información clara, fiable y bien escrita, lejos de las burbujas de esnobismo de Madrid y Barcelona». [Víctor Lenore, Vozpópuli]
«Es una enmienda a la totalidad de los prejuicios musicales que alguna vez nos han atenazado». [Carlos P. Ziriza, Mussica]
Antonio Vicente («Hoy empieza todo», Radio 3).
«Un conjunto de reflexiones que a más de uno harán sonrojar (o incluso enfadar)». [Fernanzo Molezún Fugas]
«Un libro urgente, ágil y divertido sobre cómo NO usar la música como ejercicio de poder sino como agente de placer». [Igor Paskual]
«El autor ha cubierto el cupo de discusiones acaloradas sobre la esencia de la música. Y por eso ha escrito el libro, para instar a vivir dejando vivir. [Carlos Portolés, La Voz de Galicia]
«Ágil e incisiva, la obra invita al lector a reflexionar sobre su propia relación con la música». [Javier de Diego Romero, Efe Eme]
«Este libro está en la calle y es maravilloso». [Vega]
«Me está poniendo delante del espejo sin parar y me mantiene con una continua sonrisa». [Manuel Pinazo, Muzikalia]
